Ventalla

Quizá creyendo que era yo

quién te había quebrado

quise darte el perdón

por adelantado


efigie de compasión 

férreo verdugo

(una madre, finalmente)


traté de coser tus dos mitades

sin saber

que una vez cascado

no hay fruto

que se resista 

a ofrendarse




Entradas populares de este blog