Conminuta
Consagremos
la dosis más baja
agotemos la gracia
del delito arrumbado
en el núcleo de la carne
que se disfraza del salto de un conejo
que punza como apellido
dosifiquemos la zarca afluencia de la hiel
que si no fuera yo
seríamos nosotros
frambuesa y sigilo
en la justa medida
la memoria de lo que es orgánico
clandestinamente expuesta
como la sonrisa del misterio
Santifiquemos
el melado escarmiento
levantemos el cáliz
de la misericordia estéril
se nos convoca a interceder
a desconfiar de la risa
a inspeccionar los diarios
— ellos no saben lo que les conviene
redoblemos la clemencia
tapiemos las ventanas
condenemos los puentes
de su débil voluntad
que cese la compasión
que los salven las hostias
que no quede
por Dios
ni un suicida
Canonicemos
un anegado remedio
partámoslo
primero en cuatro
y luego en dos
que sea obligatoria
la contrición alborea
como obligatorios fueron
los dientes de leche
deglutamos pues
el apacible infierno
de cada día la blanda gragea
acatemos
en abnegación perpetua
al derrame de sal
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