Presagio IV
No veo el fondo de la herida Mi cascarón no se entera del saqueo Porque no distingue Entre su mar, y el tuyo Amortiguada, parestésica, Le rindo mutis A mi extinta fe Volviste tú y no él Le hablo pero eres tú el que escucha Tú, transparente calabozo Tú, nautilus Me has devuelto el hedor a resignación Y tu murmullo me regresa a mi primera muerte. Se expande La escisión Y la repudio Como a la calma Que precede Tu llegada Que la carne roída te extrañe Como yo extraño a ese que te disgusta ser