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Mostrando entradas de diciembre, 2023

Presagio IV

No veo el fondo de la herida Mi cascarón no se entera del saqueo Porque no distingue Entre su mar, y el tuyo Amortiguada, parestésica, Le rindo mutis A mi extinta fe Volviste tú y no él Le hablo pero eres tú el que escucha Tú, transparente calabozo Tú, nautilus Me has devuelto el hedor a resignación Y tu murmullo me regresa a mi primera muerte. Se expande  La escisión Y la repudio Como a la calma Que precede  Tu llegada Que la carne roída te extrañe Como yo extraño a ese que te disgusta ser

Tabula rasa

Queremos siempre maltratarlos nosotros mismos:  «¿No tiene uno nuevo?». Y nos vamos, descuidados, con el libro en la bolsa, en la mano que suda, en la mochila de fondo flexible, donde también hemos metido unos buñuelos —intactos, para poder quebrarlos a gusto antes de comerlos. Queremos siempre empezar de cero: «Como si nunca me hubiera enamorado». Y entregamos el corazón a su verdugo, que, habiendo empezado un diario en blanco, ha olvidado ya que es experto en sacrificios.